miércoles, 29 de junio de 2011

El jarabe de Panamá: carpetazo









El pasado 26 de abril, la Audiencia Nacional española archivaba la causa que se seguía contra la empresa catalana Rafer International, por su posible responsabilidad por las muertes producidas en Panamá hace varios de años al consumir un jarabe para la tos que en lugar de glicerina había sido confeccionado con dietilenglicol -producto muy tóxico por via oral- procedente de China.
El jarabe habría producido al menos dos centenares de muertes en Panamá, pero posiblemente muchas más no identificadas, pues al menos unas 15.000 personas consumieron ese medicamento.

Este final, carpetazo que te crió, es el previsible en disputas legales en las que los muertos los ponen los países pobres o en vías de desarrollo. Si las muertes hubiesen acaecido en un país rico, seguramente que el final hubiese sido diferente.

Pero repasemos los hechos, siguiendo el resumen de un diario mexicano:
  1. En 2006 un laboratorio público panameño se dispone a preparar un jarabe para la tos para distribuir a la Caja de Seguro Social.
  2. Para ello, adquiere meses antes glicerina en el mercado panameño a Medicom, que lo había adquirido en 2003 a la empresa catalana Rafer.
  3. La empresa española a su vez lo había adquirido a la intermediaria china Fortune Way, procedente del fabricante Taixing Glycerine Factory.
En realidad, el producto que llegó a Panamá etiquetado como glicerina era dietilenglicol, una grasa industrial utilizada como anticongelante. Y lamentablemente, desde que salió de China, ningún organismo o empresa comprobó ni identificó el producto.

Este caso es uno más de las intoxicaciones ocurridas con este producto. Uno de los más antiguos es el de 1937 en EEUU, en el que murieron 105 personas por consumir un elixir de sulfanilamida elaborado con dietilenglicol. Fue además uno de los casos más trascendentes, pues cauEnlacesó un impacto grande en EEUU, dando origen a una reforma de la FDA y a la promulgación de ley Federal de Alimentos Drogas y Cosméticos, por la cual cualquier medicamento puesto en le mercado debería demostrar su no toxicidad.

En el artículo anteriormente citado, se revelan numerosos casos más de envenenamiento por dietilenglicol.
Otro ejemplo de ello, y que pone los pelos de punta, es la notica de que en 2007, el director de la agencia china de medicamentos fue fusilado por corrupción. Pero el problema es coninuo: una vez y otra más aparecen casos, como pasta de dientes contaminada, leche infantil con melamina, etc.

Este desgraciado caso debe hacernos reflexionar sobre la necesidad de establecer más controles en este mundo globalizado sobre los productos procedentes del sudeste asiático, especialmente de China, que por obra y gracia de la globalización capitalista se ha convertido en la fábrica del mundo...pero sin las garantías de seguridad y calidad -ya no digamos de respecto a los derechos humanos o laborales- que desde hace años tenemos en Europa, EEUU y otros países avanzados.

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